Estamos en plena primavera, con el verano a la vuelta de la esquina, una época propicia para que el más de un millón de gatas que hay en España se ponga en celo. Si tu gatita tiene entre 8 y 10 meses, este será su primer celo, y probablemente en este momento estés a punto de volverte loco porque no sabes muy bien cómo manejar esta situación.
El celo de las gatas es ese momento de su ciclo sexual en el que pueden aceptar al macho. Su instinto de apareamiento puede llegar a ser verdaderamente intenso. Y cuando decimos intenso, nos referimos a maullidos durante toda la noche, a que la gata se frote por todas partes, y a que pueda estar irascible y adoptar posturas que invitan a la cópula. Otra de las incomodidades que suponen el tener en casa a una gata con celo es la costumbre que estas tienen de «marcar» el lugar (tu casa) con su olor.
A diferencia de otros mamíferos, como los perras, las gatas no manchan, por lo que no esperes que esto suceda. Si tienes dudas sobre si tu gata esta viviendo su primer celo, además de la actitud que hemos mencionado, puedes probar a tocar la parte baja de su espalda. Si está en celo, la gata apartará la cola para facilitar el trabajo al macho.
Numerosos estudios han demostrado que la vieja creencia de que era mejor permitir a las gatas tener una camada al menos una vez en su vida, y en todo caso antes de esterilizarlas, es falsa. Y de hecho, aunque antes algunos veterinarios recomendaban dejar que la gata tenga un par de celos antes de someterse a esta operación, ahora son cada vez más los expertos que recomiendan una esterilización completa antes de su primer celo, para evitar complicaciones posteriores y sobre todo, porque se reduce al mínimo la posibilidad de desarrollar tumores mamarios más adelante.
Si optas por no esterilizar a tu gata (algunos dueños permiten que esta se aperee porque les parece el proceder más natural en la vida de una gata) recuerda que serás responsable de buscar un hogar para los gatitos que nazcan en unas semanas. Para contrarrestar los efectos del celo sin pasar por un embarazo, también se puede utilizar una terapias hormonal que administrará el veterinario, pero esta debería ser la última opción de las disponibles.
En todo caso, si tu gata está en celo, debes saber que la mayoría de los veterinarios prefieren esperar a que este termine antes de afrontar una operación de esterilización, por lo que te quedan aún unos días en los que tendrás que lidiar con ello.
Consejos prácticos para tranquilizar a una gata en celo
Una vez descartados otras causas que puedan estar provocando este comportamiento, se pueden seguir los siguientes consejos:
- Ser muy afectuoso con la gata, especialmente si esta lo reclama, por ejemplo acariciandole y cepillando su pelaje con más asiduidad
- Colocar a la gata sobre una mantita caliente, o un calentador de semillas de los que se meten en el microondas, ya que el calor parece que les calma
- Evitar cualquier contacto, no solo físico (obviamente) sino incluso visual con gatos macho que pueda haber en la zona, por ejemplo impidiendo su acceso a las ventanas y balcones con un cartón, bajando la persiana o similar.
- Probar con la hierba gatera: a algunas gatas les calma, aunque a otras les causa el efecto contrario. Es cuestión de probar una vez a ver qué pasa, y repetir o no según los resultados.
- Ademaás, para evitar el marcaje, se recomienda tener siempre el cajón de arena muy limpio, evitar limpiar la casa con amoniaco (el olor le recuerda a la orina y siente la necesidad de marcar en ese lugar) y utilizar un spray tipo Feliway.
Esperamos que con estos consejos tu gatita pase el celo lo mejor posible, pero en todo caso, como siempre, te recomendamos que ante cualquier duda, o para solucionar este tema de forma definitiva, lo mejor es que te pongas en contacto con el veterinario.